martes, 15 de mayo de 2012

Carta de un suicida arrepentido


Mata el alcohol, matan las balas… mueren los cigarros en mi boca que consumada yace de ausencia. Ausencia de besos. Llena de arrepentimiento. Mata un cuchillo, mata un demonio, pero moriré sin tu presencia.

No, no quiero… no quiero morir, sin ver tus ojos al partir, sin besar tus labios al vivir. No, no quiero, no recuerdo haber llorado. No pensé haber perdido, pero hoy no pierdo el hábito de arrepentirme el haber sido como he lastimado.

Este enojo es un hacha de doble filo. Podré lastimar pero no matar tu corazón… pero el matar tu cariño me mato a mí mismo. No puedo entender que no pude comprender… pero comprendo que al entenderte no quieras estar conmigo.

De acuerdo, vete. Sé feliz como te conviene. No, no es un rencor, es simplemente lo poco que me queda de amor. Sólo falta que por amor te retenga, te encarcele en mis caprichos y te lastime con mis cadenas.

No deseo lo peor para ninguno de los dos. Pues lo mejor para ti es dejarte ir, pero lo peor para mí es perderte así. No quiero que sea el fin, quiero yacer en tus brazos como siempre… y llorarte el haber sido un imbécil.

Va a doler arreglar esos huesos quebrados de esta confianza. Va a doler reacomodar los tendones que tensaron los impulsos. Pero más lloraré de sufrimiento, el sentir un suicidio tras tu partida.

Seré un pesimista. No pensaré que habrá algo mejor. Pero no hay mayor optimista que el que se arrepiente de no vivir. La vida para mi es amor y como el tuyo no encontraré. No por Dios, no lo encontraré, no lo buscaré ni lo habré de perder.

Perdóname, es lo único que te pido. Confía en mí si puedes. No, no tengas más miedo que el que yo ya tengo. No soy esa persona que desconociste, no soy quien te lastimará otra vez. Soy quien arreglará lo dañado y quien amará lo construido.

Siempre soy yo la bestia. El bruto. El monstruo. Fui un Shakespeare y terminé siendo un Edgar Poe del terror. Involucré las peores sensaciones. El dolor, el enojo, la rabia, la bronca, la impotencia y la duda.

Pero no es quien quiero ser, ni quien me conoce. Ese es el miedo… miedo que habré de encadenar… perder en mis vacíos, olvidar en mis olvidos. Las rosas que me espinaron, ahora son regalos en este día que te amo.
No dudo que me he equivocado. Ni que vos te equivocas de lo que decidirás. El único error aquí puede ser… lo que yo hice… o lo que yo soy. Uno puede superarse, lo otro no. Vos sabrás cómo soy… yo sabré como seré con o sin vos.


Te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo que uno opina conforma a la creación de un castillo de ladrillitos LEGO cada vez más grande que si lo armara yo solo. Gracias por sumar tu ladrillito de color rojo, verde, azul, tú dime :)