martes, 25 de mayo de 2010

Aclaremos...

Me he fiado bastante con los dichos populares y declaraciones vulgares de la gente. Yo, en parte, soy gente y persona, pero no me veo caracterizado de la misma forma en muchísimos aspectos. No me gusta el fútbol, como todo buen o mal argentino, a menos que lo juegue. No me gusta idolatrar mi nacionalidad como a todos, ni tampoco justificar mi muerte por la misma. Muchísimo menos voy a declarar que cumple 200 años que Argentina ES Argentina.

De un punto de vista filosófico, puedo decir, que llevamos 200 años que PARECEMOS Argentina, pero no somos definitivamente tanto en cuerpo como esencia. A lo que voy es que, como aparece en el Google, NO cumplimos bicentenario de independencia, faltan 6 años para ello todavía. Cumplimos 100 + 100 años desde que se dio el primer grito patrio, en contra de la colonia española y se formó el primer gobierno patrio llamado Primera Junta. Pero no es definitiva la formación del país argento. Han habido ideologías donde se consideraba que debíamos permanecer a las órdenes del virrey, otras que teníamos que ser independientes en cierta forma, etcétera. Pero justamente, Argentina AUN no estaba formada, faltaba una organización, una declaración oficial, una independización, una guerra (no necesariamente, pero formó parte de nuestra historia) que demostrase la llama argentina cómo se repliega antes aquellos obstáculos que nos inpiden ser quienes somos.


200 años acepto que empezó a generarse nuestra esencia de argentos revolucionarios, hinchapelotas para los realistas, molestos para el virrey, contradictorios entre nosotros, un sentimiento más para los de afuera. El bicentenario del primer grito patrio se cumple hoy... pero desde que somos Argentina propiamente dicho faltan 6 añitos.... o ¿200 años?



¡Viva la Patria la puta que lo parió!

domingo, 23 de mayo de 2010

Adolorido

Soy un accidentado con trauma psicológico de problemas traumatológicos ignorantemente ilógico y trato con un tratamiento que trata de recuperarme con una recuperación que no he recuperado todavía.

Te explico: artritis, cinucitis, gastritis, dolor de huesos, de articulaciones y artículos, de lesiones y losiones, de músculos, de la cabeza y el culo. Tengo callos, ampollas y pellejos salidos, diarrea, gonorrea, sífilis difíciles de agarrar, cáncer de infelicidades, un esguince de la alegría, alzheimer con ticks, pulmonía de suspiros, agonías, delirando sin medicina, fiebre A, B, C hasta la Z también. Hepatitis, zarpullido y reacciones alérgicas, hasta caída de pelo. Cortes y moretones, quemaduras y la cabeza dura, la perseverancia quebrada, chichones, granos, forúnculos y hasta un pelo encarnado, infección de mi esperanza, la cadera desviada con escoleosis, sumando una gran incapacidad para amar.

Necesito donador de sangre positiva, de contenta muy activa, un par de besos y caricias, pero principalmente el corazón de un amigo o amiga. Que no sea la muerte el pasaje para irme hasta arriba.

Donadores, dirigirse al hospital de mi melancolía. Donen así me sacan de mi anestecia de recuerdos...

jueves, 13 de mayo de 2010

Un retiro para llegar

Tal cual escribí en un cacho de hoja para despedirme, me voy de campamento, una especie de retiro espiritual para mí, les dejo mis saludos hasta que vuelva en el plazo de 3 días. Saludos.

Capitulando partes futuras de mi vida cuya
resonmancia será un eco permanente en mi cripta
de Sonidos, rememoro el pasado donde una luz
generaba sabor a miel a mis sentidos.

Esta locura que cierra mis heridas en la ida
y en la vuelta de vuelta regresan para alegrarme.

Extrañaba este estado de éxtasis donde por
22 minutos, todo un año de caídas, tropiezos
y dolores se ven eternamente reflejados
en un vidrio que no veo, en un agua que no tomo,
en un silencio que no escucho, en un transparente
que no siento, pues lo único que siento es
mi corazón que late por vos.

Un futuro que será pasado, y un pasado que
vacilo en mi futuro.


Forman parte de este latido, te quiero con mi cariño
y te amo con mi alma.

domingo, 9 de mayo de 2010

Popol Cuc


"De a poquito, en un establecimiento de la calle San Martín, las leñas de un asado se formaron con espectativas y esperanzas de un nuevo caminar, la chispa del CUC brotó..."


Sin poder creer en escencia, en un alma tan pura, en la posibilidad de renacer, con sangre pehuenche, las TRIBUS del Glorioso CUC me han bautizado hace tres años y comprendí de la sabiduría que muy poca gente comprende. Tales experiencias que nutren ese interior que se te llenan de mariposas, lombrices, cascarudos y otras cosas que terminás comiendo en ese cuerpo a tierra. Toda la alegría de años y años de tradición volcados en un solo día, un bello día. Antes era nadie, como el cóndor que vuela solitario en los amplios y extensos terrenos de esta gran Mendoza. Buscando un lugar donde posarme por un tiempo para seguir volando más aún. Dicha tradición, cortaron mis alas, rasuraron mis plumas y deformaron mi pico. No era un cóndor. Era una masa de carne y hueso, una deformidad sin definir. La magia de 2 tribus, Huarpes y Pehuenches, me llenaron de su esencia y me dieron ojos, boca, nariz (muy grande por cierto), oídos, felicidad, alegría, pero sobre todas las cosas, Un ALMA AZUL y un CORAZÓN ROJO.


A partir de ese momento, formé parte de una de las ancestrales TRIBUS de esta tierra menduca. ¿Por qué? me decía. Fue todo nuevo. La forma de vida, mi forma de ser, mi forma de relacionarme, tenía un idioma, tenía sentimientos, tenía una tradición que me precedía y que yo iba a formar parte tarde o temprano (más tarde que nunca pensaba), pero sobretodo, tenía una sonrisa que me quedaba chica para tanta alegría que formaba parte esencial de mi aura. Yo veía a aquellos ancestros que me enseñaban el arte de ser un cuckero pehuenche, tanto por parte de mi tribu como por parte de los huarpes. No había distinción de gusto ni de sentimientos ni de ideas, el CUC era uno y todos éramos huarpes y pehuenches por herencia o por la misma suerte con la que se caracteriza el nacer.


Después de tantos momentos inesperados, cosas nuevas que uno nunca cree que van a surgir de un poblado de tan jóvenes de sangre y tan antiguos en ideales, una ráfaga de viento moldearon mi ser y le agregaron brazos y piernas para hacer lo que tanto an hechos mis padrinos por mí. Como todo funeral, la vida de uno en este lugar se reduce a 3 años, donde siglos de sabiduría se concentra para renacer en un nuevo comenzar y guardar este recorrido en lo más profundo de nuestro corazón. En ese entonces donde todavía no reconocía mis 20 dedos y mis dos pies, me di cuenta que ya llevo la mitad de mi vida. Para esa altura, no tenía más que el amor de tanta gente que se quedó, que se fue y que de vez en cuando se aparece por las puertas de este paraíso. Es inconfundible el aroma de las experiencias de esta gente, de lo que nos espera y de lo que nunca olvidan. Yo cada día que los veo, son más minutos donde deseo que retrasen mi partida muchísimos más años que ahora.


Hoy abro los ojos, y veo mi ser material desgastado y poderoso a la vez, que se mueve pero que no quiere dejar su lugar, que posee una lengua afilada y una mirada crítica a lo que le espera, donde escucha las mutaciones de los nuevos animales que, como yo, se posan en ese nido de generaciones inmortales, toco el futuro en este presente. Y mi presente, como hojas de otoño, se van desgastando de a poco y pierden parte de su color alegre verdoso a una experiencia amarronada, pero que en vez de caer al suelo se elevan al cielo. Hay que darle lugar a que las ramas de este árbol de miles de anillos crezcan largas y fuertes y aparezcan nuevas hojitas. Hoy el ancestro soy yo. Desde retoño que le tengo miedo a la muerte y hoy también. El miedo me consume como un fuego maldito que no quise adquirir, como un amor que rompe mi corazón a pesar de que yo sabía que iba a pasar y yo no lo quiero aceptar. Ese sentimiento donde había una guerra de insectos en tu interior se transforma en la recreación de las puntas del Aconcagua, cuyo frío hiela tus partes más cálidas.



Sin embargo, hoy abro mis ojos y ¿qué veo? ¿Desesperación? ¿Dolor? ¿Alguna especie de sufrimiento por el futuro que nos depara a los de mi casta? Para nada. Acá me doy cuenta que mi ser esencial creció en incalculables proporciones, extensas como la estepa mendocina, gigantes como los montes, montañas y cordillera del oeste menduco, inmensas como el cielo de esta bella tierra donde nací y renací como pehuenche. Y es una forma bastante poderosa para combatir el destino, y aunque no podamos evitarlo, podemos sobrellevarlo de la mejor manera. Esta gran sabiduría de las cuales mis padrinos y madrinas colmaban era de las que hoy estoy lleno. Gracias a ellos hoy puedo morir con lágrimas en los ojos pero con una medialuna de mi boca, sabiendo que llegó la oscura noche, pero que formaré igual parte de las constelaciones que iluminan como el sol este momento de la jornada.



Como un padre le enseña a su hijo a cazar, no sólo le enseña el modo de tomar y lanzar la lanza, sino también la actitud, la fuerza, el valor y el sentimiento de sentirse capaz y crecer como un hombre más en su tribu, nosotros, los ancestros de TRIBUS tenemos que heredar el legado de nuestros ancestros: las tradiciones, el amor a nuestra patria "huarpehuenche", el amor a nuestro prójimo y la emoción de pertenencia y de esperanzas de volar alto desde un nido de pocas ramas. Nuestros testimonios pueden ser plasmados en una especie de Popol Vuh, pero nuestros corazones, palpitando al unísono, llenan la esencia de las almas de estos nuevos brotes y no hay necesidad alguna de provocar ninguna forma de explicación, pues es la vida que justifica tal felicidad en nuestro interior.


Mi tristeza de no ser quien fui en un futuro dentro de tan poco tiempo, el cual parecía que nunca terminará, se ve totalmente injustificada, al levantar mi cabeza y observar a tanta sangre nueva, ya sea azul o roja, viéndome como en un espejo. Reflejado esos momentos de incertidumbre, de alegría donde rebalsa la ansiedad de ver cuándo viene el próximo pedazo de bautismo en este túnel donde hay oscuridad al final (entiéndase como algo desconocido) y sólo luz a nuestro alrededor, ese espíritu totalmente renovando, esas almas que renacen a la par de los cantos de pájaros y de charcos de ríos que se van agrandando con el caudal de tantas risotadas son las que me hacen recordar y rememorar antiguas épocas, donde yo era el nuevo y ahora soy el viejo, pero todos somos los mismos. Yo tendré un final, ellos habrán tenido un final, los nuevos tendrán un final, pero NOSOTROS jamás terminaremos de crecer y dar a luz a esta comunidad la cual excede las espectativas de cualquiera.


Es la ALEGRíA, la FELICIDAD, la TRADICIóN, el SENTIMIENTO que, a menos que seas cuckero, no conoce nadie, la PERTENENCIA, la FAMILIA, TRIBUS, el AMOR, son los típicos temas de oficina que se presentan en nuestro orfanato cebollita, y son los que irradian a grandes cantidades tantos mis ancestros, como los de mi camada y estos ahijados y ahijadas mías, y sobretodo por ellos es que ahora están brotando nuevamente las plumitas de cóndor, las alas en mis adentros que se están regenerando y el cuello que apunta al cielo que formarán de mi futuro, sólo por ellos escribo ésto, sólo por ellos estoy TAN feliz y sólo por ellos sigo en donde estoy.



" De a poquito, las leñas d este asado se formaron con sus espectativas y esperanzas de un nuevo caminar, la chispa del CUC brotó y produjo una llamarada q hasta hoy en día perdura y dura, y en este último asado veo cómo se va apagando de a poquito esta posibilidad de ser asador para formar parte de los comensales y ver cómo cae de a poquito esas cenizas del fuego mío. De a poquito fui parte de años de vida y de a poquito me hice mucho con mis pares... "

Por más que los años pasen, el CUC como el asado siempre va a ser una tradición mía...una tradición de todos los cuckeros.


Posdata:

C.U.C.
"Siglas que encierran además del embrión de conocimiento, la verdad, la prudencia, el valor, la grandeza, la libertad. Eternos bienes del hombre que ennoblecieron nuestras vidas."

50 años de egresados.

Verdaderos Ancestros.